La puerta estaba cerrada era un mal presagio, ya eran las 1850 y nada. Se suponia que a las 1900 arrancaba la reunión. Eramos 8 seres... esperando. Apenas nos conociamos de habernos cruzado en reuniones anteriores, siendo el silencio el unico contacto entre nosotros.
Cada minuto parecia una eternidad. Algunos comenzaron a hablar entre ellos, temas superficiales, temas que no salian de la situacion que nos tocaba vivir. Se referian a la irresponsablidad - seis eternidades pasaron - del orador. Habia uno que ni siquiera asentia con la cabeza los comentarios d elos demas, como para aceptar la resignacion que sentiamos.
Cinco eternidades más. Ya habíamos pasado el tiempo de comienzo de la reunion. El ambiente era incómodo, un estar de 2 x 3 en un 4° piso.
Alguien propuso -"y si averiguamos si vino?" -. Un joven que lo escucho en todos sus comentarios acepto la tacita misión de ser el responsable de averiguar, frente a todo, y para todos, que era lo que estaba pasando.
Tres minutos tomó su retorno, anunció: -"Es en otro edificio, a 3 cuadras. Definitivamente no era la noticia que todos esperabamos.
Descendimos las escaleras, el ser silencioso tomo otro rumbo, solo un "chau" deslizó, quedabamos tan solo 7, un rebelde, un suicida, quizá?.
A medida que acortabamos terreno, un pequeño grupo se dividió para conseguir provisiones, viveres, así es como se produjo su desvío momentaneo, mientras los otros permanecimos con nuestro líder como vigías, a la espera. No mucho hubo para ver en esos momentos. 1923, el tiempo fluía. Retornaron.
Seguimos nuestro rumbo, costeamos ripios, la temperatura descendió abrumadoramente. La noche ya había entrado.
Las charlas momentaneas continuaban. Insultos, venganzas al orador traidor, comentarios referidos al cansancio. Críticas ante la perdida injustificada de tiempo.
Los encargados de los viveres iban delante, yo los seguía de cerca, detrás, escuchando, contemplando, acotando algun comentario. Detrás mío el líder y el resto.
Llegamos, la charla ya habia comenzado. Cada uno se ubico en algun que otro espacio vacío. Silencio por parte nuestro, miles de palabras por parte del orador.
No se quienes eran mis compañeros de aventura, sus nombres, vidas, ni sensaciones acerca de la travesía.
Pequeñas comunidades, asi de simple, tan simple como se juntan y tan simple como se disuelven.
martes, 13 de mayo de 2008
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